«No sé si Carlos Núñez será el ‘Jimi Hendrix de la gaita’, pero desde luego es el gaiteiro que ha tocado con más rockeros, Rolling Stones y The Who incluidos»
Carlos Núñez
«Discover»
SONY
Texto: GERNOT DUDDA.
Carlos Núñez reúne en este doble trabajo treinta y nueve piezas absolutas que representan una carrera inapelable que lleva ya diecisiete años y que recoge sus andanzas en los múltiples frentes en los que se ha batido hasta la fecha con su música. La idea era crear una antología completa, poderosa y convincente para el mercado norteamericano –el vigués y su banda acaban de regresar de una fructífera gira por EE.UU. y Canadá–, pero al final ha terminado por ser un trabajo con personalidad propia, que a su vez aporta cuatro inéditas (incluyendo un emotivo ‘Para Vigo me voy’ con Compay Segundo, grabado en directo en el mismo Vigo muy poco antes de su muerte).
Es lo que lo distingue de su anterior recopilatorio, “Todos os mundos”, publicado en 2002, y desde el que ha transcurrido un tiempo considerable en el que han seguido pasando cosas dignas de ser reflejadas. El secreto para haber logrado aquí una selección y secuenciación tan acertada de los temas puede que no llame mucho la atención sobre el papel, pero está en el hecho de poder condensar una de las actividades más intensas e internacionales jamás producidas por un músico español, sin distinción de fronteras ni de asociaciones musicales.
Partiendo de unas raíces autóctonas –las gallegas, no poca cosa– Carlos Núñez fue tirando del hilo con el ánimo de encontrar esos puntos de conexión con otras latitudes que permanecían ocultos o poco visibles. Y buscando a Galicia en ultramar, dejándose llevar por esos mutuos trasvases, se encontró a sí mismo de una manera que jamás imaginó en sus años de Conservatorio (la asunción del flamenco es un buen ejemplo de ello, un compañero de viaje no previsto inicialmente). Todo ello ha dado pie a una concepción musical infinitamente más global, donde por supuesto se pueden reconocer géneros como la música gallega, la celta, el son cubano, el tango, el folclore suramericano, el fado, el mariachi o la música instrumental contemporánea –todo esto está bien presente en “Discover”–, pero sin dejarse acobardar por los posibles complejos o remordimientos que suelen darse en el artista honesto ante un uso no purista del material. En Carlos Núñez no hay purismo sino seriedad y respeto máximo por las fuentes, lo que se completa en cada caso con un inmenso trabajo de documentación previo. Trabajo de documentación y de campo, como en esas largas estancias en Brasil que permitieron ese “tour-de-force” intercéltico-brasileiro de “Alborada do Brasil”, con colaboraciones importantes de Carlinhos Brown, Lenine, Adriana Calcanhotto, Milton Nascimento, Jacques Morelenbaum y por supuesto The Chieftains. De este trabajo se han traído aquí las canciones ‘Padaria eletrica da barra’ y ‘Nau bretoa’.
Y luego tenemos ese gran carisma personal, feliz causante de que su música llegue a mucha gente que de otra manera no se hubiera arrimado a las músicas de raíz (y que al final han acabado gustándole, claro que sí). Unas raíces a las que también se han ido sucesivamente sumando rockeros como Ry Cooder, Jackson Browne, David Lindley, Roger Hodgson, Mike Scott o Lenine, en cuyo recorrido han coincidido “side by side” con Carlos, juglares todos ellos que son. Con frecuencia bajo la iniciativa de unos incansables Chieftains, que desde Irlanda han hecho el mismo tipo de camino. No hay que perderse esa trepidante ‘Rianxeira’ tex-mex (que los mexicanos llaman ‘Guadalupe’) en la versión que comparte aquí en directo con The Chieftains, Linda Ronstadt y Los Lobos. No sé si Carlos Núñez será el “Jimi Hendrix de la gaita” –como así le presentaban en Irlanda en el concierto de apertura de la Ryders Cup–, pero desde luego es el gaiteiro que ha tocado con más rockeros (Rolling Stones y The Who incluidos).
Diestro en lo popular y diestro en lo divino. Porque para rizar el rizo también cuenta, y mucho, todo lo que podríamos llamar Música Instrumental Contemporánea, que él ha podido compartir con músicos exquisitos que no suelen estar al alcance de cualquiera. Con Ryuichi Sakamoto al piano toca la melodía cinematográfica de ‘Shining boy & Little Randy’ (cuya belleza tanto debe a la gran ‘Merry Christmas Mr. Lawrence’). La recitadora Laurie Anderson y el malogrado Hector Zazou juntan fuerzas en ese fugaz suspiro llamado ‘Ocean of sound’. El arpa de Andreas Vollenweider se cruza vaporoso en ‘Morning poem’. Y la viola de gamba de Jordi Savall –con su maravillosa solemnidad– en ‘Ponthus et Sidoine’. Pero por encima de todo, la delicadeza de esas ‘Diferencias sobre la gayta’, que nos traslada nostálgicamente a los cristalinos instrumentales que Mike Oldfield hacía a mediados de los años setenta.
No podemos dejarnos a las mujeres, con nombres tan importantes como Sinéad O’Connor, Dulce Pontes, Teresa Salgueiro, Carmen Linares, Luz Casal, Noa… Todas ellas han cantado también para Carlos y están en este disco.
Y de justicia es citar a los músicos fijos, como el veterano Pancho Álvarez (guitarras, bouzouki, zanfona) y Xurxo Núñez (percusiones). Con ellos Carlos ha establecido una estructura sólida de trabajo con la que realmente poco más puede necesitar para hacer un gran directo. Él ejerce de sagaz multiinstrumentista eligiendo entre sus gaitas, flautas y ocarinas lo que mejor funciona para cada tema y ocasión (como se ha demostrado en esos grandes hitos de la ejecución que son la banda sonora de “Mar adentro” y el álbum “Cinema do mar”, también presentes en este disco). Su digitación es impecable, no se le escapa una nota.
Encima conoce muy bien la trastienda del negocio (la de España y la de todos los países de varios continentes en los que ha tocado). Controla a fondo los procesos de audición de músicos, ensayos y grabación. Sabe defender y vender bien su trabajo a través de una sana actividad social y promocional. Es un habilísimo comunicador en sus conciertos (de música y de palabra). Se empeña a fondo en conseguir que lo que ofrezca en sus discos sea siempre diferente cada vez. Le gusta probar cosas, arriesgarse… Un artista pleno, en definitiva.
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